Martha Poblett
Soy Martha porque así quiso ponerme mi hermana, que tenía 14 años cuando yo nací y quiso hacer valer su voz de mando desde ese momento. También soy Rosa por mi padre, que tuvo ese único gesto de interés por la recién nacida, aunque después desapareció. Sin embargo, a él le debo el apellido Poblett que siempre suscita algún comentario en quien lo escucha por primera vez: ¿es un apellido francés?, qué bonito suena, y cosas parecidas. Miranda es mi segundo apellido y sólo lo uso cuando hay que llenar algún formato en el que me lo requieren. Éste es el de mi madre, a quien se lo debo, junto con la vida, la educación, los cuidados y las rabietas cuando quería manejar mi vida.
Me gusta comer, ver la tele, leer libros y revistas, ir al cine, más al teatro; ver exposiciones, ir a ferias de libro, tomar café con mis amigas y también desayunar.
Soy licenciada en Historia, pero usé pocas veces esa licencia: algunas investigaciones para la divulgación de temas del interés de editoriales a las que no quedó más remedio que encargar trabajos de este tipo para sus colecciones históricas. También di algunas clases a estudiantes de mi misma carrera y a alumnos de secundaria.
El resto de mi historia laboral lo llenan desde la atención a clientes en una tienda de abarrotes hasta la edición de libros, pasando por la organización de archivos, la redacción de textos y la corrección de estilo.
Además de estudiar historia, sólo he tomado un diplomado de políticas públicas y género porque he sido más trabajadora que estudiante, pero aprender es el pan de cada día y no necesito certificaciones para aprovecharlo.